01:40 de la mañana y sigo en la tercera esquina de la calle 5. Anoche un carro rojo con placas foráneas vino por Sarah y aun no ha regresado, todos dicen que se la han llevado y que Malva es responsable. Él lo ha negado todo, dice que son sólo rumores para distraernos de algo más grande y que sigamos trabajando, que él nos cuida.
Suena raro, pero es cierto, ya no hay clientes por aquí, y aunque quiera, a mis 27 años ya no puedo moverme a otro lado ni salirme de esto. Uno cree que con querer todo se puede, pero no es cierto. En la novela de las 8 ya oí por cuarta vez que la sufrida protagonista va a sacar adelante a sus hermanos trabajando de lo que sea, menos de PUTA… Sí, PUTA, con mayúsculas para que se vea. Y es que la gente tiene pavor por decirlo, pero ¿y qué? Eso soy yo, una puta de la vida que al final de los chingados favores también es puta. Y esto no es telenovela.
Vuelvo a la realidad y noto que la noche es fría y que mi chaqueta roja de cuero no resiste el viento helado de la calle norte. Saco un cigarrillo pero no hay nadie para darme fuego; lo prendo, guardo mi zippo plata y camino de la forma más pulcra en la que puedo. Levanto la barbilla, contraigo los hombros y arqueo una ceja. Doy el primer paso, el pie derecho bien estirado, primero la punta y luego el talón, el pie izquierdo y camino tres pasos adelante. Me detengo sobre mi pasarela imaginaria, hago un ademán con el cigarrillo de la mano derecha, poso mi mano sobre la cadera izquierda y doy vuelta para iniciar con la rutina de nuevo. Saludo a lo lejos y sonrío… es parte de la rutina, no hay nadie ahí.
01:52 de la mañana y cero pesos en mi prada negra que cuelga de mi hombro izquierdo. No ha habido clientes hoy y comienzo a aburrirme, bueno, por lo menos no he fingido orgasmos en las últimas veinte horas. Una ráfaga de viento despeina mi peluca rojiza y por primera vez en mucho tiempo cae una gota de agua sobre mi cabeza. Cierro los ojos pero no me cubro de la lluvia, no hay problema, son sólo gotas escasas de agua fría.
Abro los ojos y el destello de los faros ciega mi visión por tres segundos. Viene a lo lejos pero ya lo distingo, un escalofrío recorre mi nuca y tengo miedo. Bajo mis brazos bruscamente y el cigarrillo largo cae de mi boca directo al charco que lo apaga rápidamente. Malva aprueba al cliente, es el carro rojo… Y viene por mí. Ya son 5 antes de las 2.
Hola, te hice caso, viste? jeje te lei.
ResponderEliminarMe gusta. Me gustó lo que escribiste creo ke estaré pendiente de este blog mas seguido.
AAh y por cierto me ganaste en esto de hacer un blog jeje pero lo haré, en lo que consigo money para un psicologo :P claro, no será este usuario ;). Cuidate, sigue escribiendo. Deja que fluya. Saludos, abrazo y beso.
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ResponderEliminarbien querías un comentario no?, primero, una historia muy corta que no dice nada, a mi parecer habla de una prostituta y su rutina en un rato de estar parada en una esquina; si quieres cautivar a los lectores dales cosas que no se esperen, algo nuevo, algo que no se haya contado, frescura ,intriga, miedo, curiosidad, permíteles que Quieran leer mas; que la duda los consuma por saber que mas pasara mientras van leyendo cada renglón.
ResponderEliminarmi querido rosalino, creo que cuando una persona ha sido cautivada por las letras el gran paso y el mejor que puede dar es el escribir, pero nadie dijo que escribir algo que atrape a los lectores era fácil, sin duda será trabajo de ensayo y error, una y otra vez. pero lo bueno de todo es que el gran paso esta dado, no dejes de escribir podrás perfeccionarlo.